Bienvenidos a NO TOMO LECHE.

Estas y otras preguntas hallarán respuesta en este espacio. También habrá propuestas de reemplazo para este "alimento" nocivo.

Todo el contenido de este blog se obtiene del libro La nutrición inteligente (2010) de Sacha Barrio Healey.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El aporte de ácidos grasos en la leche vegetal

Entre las grasas importantes para el bebé y los niños en crecimiento tenemos la familia de grasas cerebrales del grupo omega 3. La grasa omega 3 es de una cadena de dieciocho carbonos, pero el cuerpo las encadena o alarga en otras grasas de veinte y veintidós carbonos llama­das eicosapentanoico (EPA) y docosahexanoico (DHA), respectivamente. Encontramos estas últimas grasas de cadena larga en el pescado, pero también en la verdolaga y en las algas marinas, que es de donde las obtiene el pez.
Al mezclar una grasa altamente saturada —como el coco— con una grasa altamente insaturada —como la linaza o el sacha inchi— sucederá una sinergia química: se unen el cielo y la tierra del mundo graso y se pro­duce una formidable alquimia. Cuando el aceite omega 3 ingrese como alimento, será alongado en grasas de cadena más larga como el DHA y EPA, en una proporción del 1 por ciento, pero al mezclarlo con una grasa saturada —como el ácido láurico del coco—, por sinergia el porcentaje de conversión se ampliará y será de un valor situado entre el 6 y el 13 por ciento. Esto tiene profundas implicancias en la biodisponibilidad de las aclamadas grasas de cadena larga de la familia omega 3 (DHA y EPA) y su trascendente efecto en el tejido nervioso de infantes.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La leche materna y el amamantamiento vegetal

Sin olvidar que la leche materna es insustituible, si fuera necesario «for­mular» una leche casera, lo mejor es buscar una leche que guarde cierta similitud en cuanto a la composición y al perfil de grasas.
La composición de las grasas en la leche materna se distribuye así:
35 por ciento de grasas monoinsaturadas.
15 a 20 por ciento de grasas poliinsaturadas.
40-50 por ciento de grasas saturadas (18 por ciento de ácidos láurico y cáprico).
Del grupo de grasas saturadas, aproximadamente un 18 por ciento son ácidos láurico y capricho, que son grasas antimicrobianas, antimicóticas. Estas grasas también nos dan protección contra infecciones virales y están presentes en el coco.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Algunos datos sobre la leche de fórmula

Según estudios científicos de la Organización Mundial de la Salud, los riesgos de mortalidad infantil aumentan con la sustitución de la leche de fórmula. A eso hay que agregar la incidencia de diarrea, cáncer, aler­gias y enfermedades respiratorias. Sin lugar a dudas, la salud del niño se ve adversamente afectada con el biberón de fórmula, en contraste con la lactancia materna.

Mortalidad infantil y leche de fórmula
* El riesgo de mortalidad Infantil se mide cada mil nacimientos vivos.
Organización Mundial de la Salud, Equipo Colaborativo de Estudio sobre el Rol de la Lactancia Materna y la Prevención de la Mortalidad Infantil.


Riesgo de enfermedades respiratorias
Organización Mundial de la Salud, Equipo Colaborativo de Estudio sobre el Rol de la Lactancia Materna y la Prevención de la Mortalidad Infantil.

Riesgo de diarrea de infantes alimentados con leche
de fórmula versus leche materna
Organización Mundial de la Salud, Equipo Colaborativo de Estudio sobre el Rol de la Lactancia Materna y la Prevención de la Mortalidad Infantil.

La Organización Mundial de la Salud nos dice que el riesgo de diarrea en bebés alimentados con biberón de fórmula es seis veces mayor, en un estudio en países en desarrollo. Las autoridades de salud, conscientes del problema que las leches de fórmula generan a la salud de los bebés, han tomado ciertas medidas: en China y Arabia Saudita las autoridades han prohibido toda publicidad de leches sucedáneas. Una nueva legis lación en Indonesia exige que las leches de fórmula se vendan solo bajo prescripción médica.

Por otro lado, las compañías de leches sucedáneas son tan poderosas como la industria del tabaco y hacen todo lo posible por ocultar los peligros de sus productos. Las empresas patrocinan sus ventas regalan­do sus fórmulas a hospitales, y así los médicos indirectamente avalan y garantizan el producto. Lamentablemente, desconocen muchos de los riesgos que propician.
  1. La leche de fórmula disminuye la inmunidad. Provoca todo tipo de problemas inmunológicos, desde el cáncer hasta el resfrío y la disentería.
  2. El exceso de sodio y minerales. Se sobrecarga de trabajo al riñón. Lleva a confundir el hambre con la sed.
  3. Mayor riesgo de muerte infantil prematura. Diarrea, enferme­dades respiratorias. El riesgo de muerte puede ser entre cinco a trece veces mayor si se compara con la leche materna. Y diez veces mayor riesgo de hospitalización.
  4. La carencia de ácidos grasos esenciales. Por lo general, no presen­te en la leche de fórmula. Y si los contiene, se duplica su precio y las concentraciones son mínimas.
  5. El problema de los residuos tóxicos en la leche de fórmula. La leche de fórmula tiene cantidades de residuos tóxicos «permi­sibles»: desde restos de aluminio, pesticidas, además de los de­tergentes usados para lavar los biberones. Téngase presente que muchas madres dan leche materna, pero en biberón.
  6. La leche materna es irremplazable desde el punto de vista nutricional. Contiene ácido dihomogamalinolénico, DHA, EPA y ciento treinta oligosacáridos diferentes.
  7. La leche de fórmula es igual en cada gota. La leche materna es versátil, cambia continuamente. Con la dieta de la madre, su sabor y composición es siempre diferente.
  8. El precio de la leche de fórmula. En algunos países una lata equivale a una semana de trabajo. Muchas madres pobres se sacrifican para poderla comprar pensando que esa leche contiene más minerales y que es mejor porque así alimentan las madres ricas á sus bebés.

martes, 16 de noviembre de 2010

Las leches de fórmula

Los bebés que consumen leches de fórmula se colman de grasas y proteínas. Después de un tiempo de haberlas tomado, se puede ver que todas sus vías respiratorias se congestionan, tienen heces fétidas, alergias y continuos resfríos y catarros. Algunos bebés engordan de manera poco saludable: con una papada enorme, distensión abdominal por gases y una frecuente liberación de flemas nasales y bronquiales. Estos bebés, en muchos casos, son incapaces de liberarse de un resfrío común. Esto no es sorprendente si sabemos que la leche materna ofrece protección inmunológica al bebé. La leche materna tiene lactoferrina, lisozima e inmunoglobulinas. La lisozima de la leche materna se adhiere a las bacterias y permite que las células fagocíticas puedan combatir con mayor facilidad a la bacteria.

He observado muestras de rápida recuperación cuando se suspende la leche de fórmula. La palabra fórmula es una expresión que denota ciencia, matemática de laboratorio y crea 1a expectativa de que la satisfacción de todos los requerimientos del bebé ha sido calculada científicamente. Pero las leches de fórmula difieren mucho en su composición. Lamentablemente, todas comparten el hecho de ser un polvo deshidratado que luego será reconstituido. Ya hemos dicho que la leche.de vaca no se puede pasteurizar y menos pulverizar. El lácteo en polvo es motivo de innumerables cuestionamientos por profesionales de la salud y especialistas en lactancia. La leche de fórmula es una suma de sustancias sin vida, a diferencia de la leche materna, que es un alimento vivo y versátil. En realidad, la ciencia de la leche materna es incomparablemente superior frente a las pretensiones científicas de la leche de fórmula.

La leche materna es un alimento insustituible. Muchos promotores de lactancia opinan que la lactancia debe prolongarse lo más posible, mucho más allá de los seis meses recomendados por la pediatría oficial. Lamentablemente, la tendencia es reemplazar rápidamente la lactancia con la fórmula.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Alternativas a la leche bovina

Después del destete, las madres buscan un óptimo superalimento para su bebé. Como hemos desechado la idea de ofrecer leches de otras especies animales, nos sentimos obligados a ofrecer una alter­nativa fuente de nutrientes. La leche materna ofrece de 1 a 1,5 por ciento de proteínas, lo cual es más o menos el contenido proteico de las frutas.
Antes de ofrecer la fórmula para bebés, vale la pena recordar las grandes razones por las que no se debe consumir leche animal.

  • Baja disponibilidad de calcio.
  • Descalcificación evidente en países con alto consumo de lác­teos.
  • Homogeneización y deterioro de las arterias por efecto de la xantina oxidasa.
  • Presencia de hormonas bovinas naturales.
  • Presencia de hormonas bovinas sintéticas (Posilac, lactotropina, somatropina de crecimiento bovino recombinante).
  • Carácter altamente mucogénico de la leche de vaca.
  • Caseína, proteína de la leche, que ha demostrado presentar actividad protumoral[1].
  • Presencia de residuos de antibióticos en la leche.
  • Presencia de leucocitos, células de pus, entre doscientos mil a seiscientos mil por litro de leche.
  • Alimentación desnaturalizada de los cuadrúpedos (grasas hi­drogenadas, proteína de soya transgénica, semillas de algo­dón), y no forraje verde, como es propio de los rumiantes.
  • Agresivo al medio ambiente. Deforestación y competencia por tierra de cultivo.
  • Crueldad para el animal, muerte de becerros, separación for­zada de madres y crías, promoción de la industria de carnes, inseminación artificial.
  • Nula presencia de ácidos grasos esenciales y alto contenido de grasas saturadas.
  • Promotor del cáncer: alta relación de cáncer de próstata, mama y ovarios en países con alto consumo de lácteos.
  • Principal promotor de la diabetes juvenil tipo I.
  • Pérdida y desnaturalización de nutrientes debido a la práctica de la pasteurización.
Tras varios años de experiencia clínica, puedo decir, sin riesgo de incu­rrir en una exageración, que es asombrosa la mejora de la salud cuando se suspenden los lácteos de la dieta. Esto es especialmente notorio y revelador cuando se retira la leche de la dieta de un infante. He obser­vado tantos pequeños que han podido superar los catarros crónicos, los resfríos recurrentes, la rinitis alérgica, el asma y el eczema, con una medida tan sencilla. Muchas madres me han comentado que tras visitar varios pediatras, e ingerir antibióticos durante todo el año, sus hijos recién encontraron alivio con este cambio. El secreto es sencillo: hay que empezar por suspender la leche de vaca en todas sus formas, leche de fórmula, quesos, yogur y chocolatadas.
Cualquiera puede hacer este experimento y ver los resultados. No quisiera que implanten esta filosofía en su conciencia sin antes haberla experimentado. Tampoco quisiera que las madres se sometan al absur­do culto de la leche de vaca por una cobardía maternal, o rigidez ma­triarcal, imaginando que sus hijos tienen así garantizado el consumo de calcio. Por otro lado, es sumamente difícil, si no imposible, controlar el catarro, la bronquitis y el asma si no se suspenden los lácteos.
La ciencia académica y la sapiencia popular reconocen que la leche de vaca es un líquido altamente mucogénico, origina catarros, aler­gias y mucosidades. Muchas madres suspicaces dudan de esta información, pero para los escépticos tenemos el siguiente experimento: agregar unas cucharadas de vinagre o de limón a un vaso de leche; de esta manera habremos cortado la leche y separado el cuajo del suero.


Con una gasa podemos recolectar el suero y agregarle una cucharadita de polvo de hornear (bicarbonato de sodio). Después de remover por un tiempo, tendremos caseína hidrolizada, a lo que comúnmente se le denomina goma blanca de carpintero. Esta cola blanca origina in­fecciones de oído, catarros, sinusitis, diarreas y descensos vaginales; Debe saberse que, debido a la acidez del estómago, por acción del ácido clorhídrico, la leche también se corta en nuestro interior, en nuestro estómago. Más adelante, en el tracto digestivo, al entrar en contacto con álcalis poderosos, ocurre el mismo fenómeno de hidrolización de la caseína.
Donde hay flema gelatinosa conviven entrelazadas una variedad de bacterias y hongos. Estos microorganismos, aunque parezca insólito, son necesarios, ya que limpian la sangre de impurezas, alimentándose de nuestros desechos. Sin embargo, alojar estos diminutos huéspedes en la sangre también es activar la autodescomposición del hombre. Toda persona que haga un espacio importante para el azúcar en su dieta estará además procreando una sangre infestada. Es lamentable que muchos niños vivan alternando entre antibióticos, lácteos, gripes y alergias y antibióticos nuevamente. Abandonar la leche es la vía recta que nos salva de este laberinto circular.

Muchas madres preguntan entonces: «¿Con qué reemplazo la le­che?». La pregunta naturalmente requiere una respuesta, que es lo que se ofrece en este texto. Sin embargo, en secreto y en la intimidad de mi conciencia, resuelvo que esa pregunta es absurda, ya que no hay mucho que reemplazar. La leche bovina no aporta algo intere­sante a la salud humana y renunciar a ella no representa una pérdida para nuestra sangre. Más bien posibilita que el cuerpo se libere de mucosidades, alérgenos, antibióticos, hormonas bovinas naturales y hormonas transgénicas.


[1] Campbell, T. Colin (2004). The China Study. Dallas: BenBella Books.

sábado, 13 de noviembre de 2010

La leche de vaca provocaría que los bebes contraigan diabetes, según estudio

Científicos de la Universidad de Helsinki (Finlandia) aseguran que se puede reducir el riesgo de diabetes tipo 1 con una dieta supervisada.
Viernes 12 de noviembre de 2010 - 09:29 pm (vía El Comercio)



(Reuters)
Científicos de la Universidad de Helsinki (Finlandia) hallaron que los niños en alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 podrían evitar este mal si no mantuviesen contacto con la leche de vaca.
Este transtorno metabólico generalmente ataca durante la infancia y requiere toda una vida de cuidados, incluyendo inyecciones de insulina regular.
“Nuestros resultados indican que una intervención preventiva orientada a reducir el riesgo de diabetes tipo 1 puede ser factible”, dijo el Dr. Mikael Knip, líder del estudio,quien también indicó que fueron 230 bebes sometidos para la investigación.
Este estudio piloto fue publicado en la revista New England Journal of Medicine, mostrando así que los niños que consuman este tipo de leche serán más proclives a contraer diabetes de tipo 1.
Sin embargo, algunos entendidos del caso sostuvieron que el estudio no fue suficiente, por ello, se realizará una nueva investigación que se extenderá a 2.160 bebés en 15 países. Se espera que los resultados definitivos se presenten en el año 2017.
[Las transnacionales se quejan ante evidencias de la nocividad de la leche]

jueves, 11 de noviembre de 2010

Mitos de la vía láctea

     En años recientes, China se ha occidentalizando y entre los hábitos que ha adquirido está el consumo de leches animales. A su vez, el consumo chino de leche ha producido que el precio de la leche en polvo suba en el mercado internacional.
     El Perú tiene el mérito de ser un país con megadiversidad. De las ciento siete zonas de vida que postula el botánico y climatólogo inglés Leslie Holdridge, el Perú posee la envidiable suma de ochenta y cuatro, lo que justifica su apelativo de «arca de Noé del mundo».
    Sin embargo, un problema del Perú son los escasos territorios aptos para la agricultura, por lo que es cuestionable que nuestro país pretenda ser un país exportador de productos lácteos o que se quiera introducir la tecnología de alimentos transgénicos. Es algo contrario a la naturaleza de los recursos y talentos del país. En el Perú tan solo el 2,4 por ciento del territorio es apto para la agricultura. En Europa, aproximadamente entre el 60 y el 70 por ciento del territorio agrícola es utilizado como pastizales para animales.
    Volviendo a los lácteos: solo la leche ultrapasteurizada (ultra heat treated o UHT) es propiamente leche peruana. Sin embargo, desgracia­damente podemos decir que las vacas han sido alimentadas con semilla de algodón, maíz y soya transgénica, y gallinaza (excremento de aves) en el caso de las vacas de engorde. Atrás y lejos están los años en que las vacas eran alimentadas con chala de maíz, alfalfa y pasto natural. Adicionalmente, algunas vacas reciben la hormona de crecimiento bovino recombinante (HGBR) para incrementar en 40 por ciento la produc­ción del hato lechero.
    Conocida también como Posilac o lactotropina, es una hormona trans­génica, que increrpenta la producción de las ubres de vaca, ubres grotes­camente dilatadas. Las personas que consumen esta leche llenan su sangre de secreciones glandulares bovinas, y se incrementa el riesgo de cáncer hormonal, cáncer de mama, ovario y, sobre todo, cáncer de próstata.
    La leche conocida como evaporada es, en su totalidad, leche en polvo reconstituida, procedente de importaciones de Argentina y Nueva Zelanda.
    Si bien hemos dicho anteriormente que 1a leche no se debe pasteurizar, tampoco la podemos pulverizar. Aunque la leche en polvo es muy práctica para la industria alimentaria, su consumo es peligroso para la salud. Se ha educado a la población para que tenga mucho cuidado con el colesterol elevado, pero el colesterol elevado solo es un problema en la medida en que este se oxide. Si se consumen suficientes antioxidan­tes, selenio, vitamina E y C, entonces el colesterol en la sangre no se oxida y no se crean los problemas de la peroxidación de lípidos, los cua­les ocasionan lesiones a las arterias. Lo que muchos ignoran es que hay maneras de consumir el colesterol ya previamente oxidado. Estos colesteroles oxidados se llaman oxiesteroles. Una fuente excepcionalmente alta de oxiesteroles la encontramos en la leche en polvo, así como en el huevo en polvo. Hay estudios que evidencian su alto poder aterogénico (causante de arterioesclerosis).
    Además, sabemos que la industria láctea vende crema de leche, mantequilla y quesos cremosos. Al retirarle la grasa a la leche, nos deja una gran cantidad de leche desgrasada y desabrida. Para no perder esa leche, se le adiciona grasa vegetal, en su mayoría de palma aceitera, que es grasa saturada y que le dará a la leche mayor vida en el anaquel. A esta leche se le llama leche modificada.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

¿Cómo tener huesos fuertes y fortalecer una calcificación normal?

Magnesio
Para evitar las calcificaciones mórbidas, es importante reducir nuestro consumo de alimentos ricos en fósforo, aunque también te­nemos otro gran socio colaborador, que es el magnesio. Al igual que el calcio, el magnesio es alcalinizante y se une al fósforo para evitar la acidez, pero, a diferencia del calcio, el magnesio no se solidifica en placas duras. El magnesio es el principal aliado para lograr una buena densidad de huesos y se le considera el mineral anticalcificante por excelencia. A pesar de todas sus bondades, es un mineral muy ausente en nuestra dieta, porque no tenemos el hábito de consumir vegetales verdes crudos de alto contenido de clorofila, como el perejil, el berro, la alfalfa o el germinado de pasto de trigo. Para agravar el problema, la agricultura intensiva de la revolución verde ha hecho que los suelos se desgasten de este mineral. Los métodos modernos de agricultura no restituyen el magnesio al suelo, ni figura siempre entre sus fertilizan­tes, ya que no mejora la productividad de la cosecha. De este modo, se merma el contenido nutricional. Esto no sucede con la agricultura orgánica, en la cual, por el uso de abonos naturales, en promedio se provee el triple de magnesio. Como ya se ha dicho, podemos pagar un poco más por un perejil orgánico, pero este proporciona el triple de nutrientes. Como estudiaremos más adelante, uno de los alimentos con mayor concentración de magnesio es el cacao.

Vitamina K
Si bien el magnesio es el principal mineral aliado para evitar las calcificaciones mórbidas, la principal vitamina es la K. La vitamina K se encuentra en las verduras verdes, como la alfalfa, el brócoli y la es­pinaca. Esta vitamina posibilita la activación de la osteocalcina, una proteína producida por osteoblastos muy importante para fijar el calcio en los huesos. La salud de los huesos se relaciona directamente con la activación de la osteocalcina, una imprescindible hormona para preve­nir la osteoporosis.

martes, 9 de noviembre de 2010

¿Cuáles son las causas del envejecimiento y la calcificación mórbida?

Acidosis de la sangre

         Existen varias hipótesis sobre cómo se produce la calcificación. La primera en discutir nos remite a la acidificación de la sangre. Se­gún esta teoría, nuestros tejidos están expuestos a un excesivo nivel de acidez, como consecuencia de una desmedida ingesta de alimentos acidificantes, entre ellos la carne y grasa animal, el azúcar y los lácteos. El consumo de estos alimentos hace que nuestro pH de la sangre des­cienda. Cuando ocurre esta situación, el cuerpo extrae sus reservas de calcio de los huesos, porque, debido a su alta  alcalinidad, el calcio es el principal agente usado en el mecanismo de controlar la acidez.
En resumen, podemos decir que el peligro de la acidosis del cuerpo es la resultante calcificación del tejido blando, que provoca que nuestros órganos internos habiten en un medio de ácidos tóxicos y luego pasen a operar con el freno de una urdimbre de fibrosis calcáreas en sus tejidos.
Se ha cuestionado la teoría de la acidosis sanguínea, con el legítimo y científico argumento de que nuestro torrente sanguíneo no puede al­terar su pH. Acidificar o alcalinizar la sangre puede resultar mortal para la salud. Más aún: el pH de la sangre está rígidamente establecido en la neutralidad, con un rango estrecho de 7,3 a 7,4. Debemos precisar, en­tonces, que la acidosis sanguínea a la que hacen referencia tantos libros de medicina natural. se refiere más exactamente a la acidez o alcalinidad del espacio intersticial de los tejidos, donde fluye el fluido extracelular, y no al torrente de la sangre.
Los depósitos de calcificaciones que encontramos fuera de los hue­sos están, en su mayoría, compuestos de fosfato de calcio. Se sabe que el fósforo, el cloro y el azufre son minerales que reducen el pH de la sangre. Cuando el calcio se extrae de los huesos, se une con estos mine­rales acidificantes y corrige la acidez sanguínea, pero también nos deja estos peligrosos depósitos. Nuestra-dieta moderna es rica en fósforo. La carne animal está cargada de fósforo, lo mismo que las bebidas gaseosas, pero una de las mayores fuentes de fósforo en nuestra dieta reside en los lácteos. Por ejemplo, un vaso de bebida gaseosa puede tener 33 miligra­mos de fósforo, mientras que uno de leche contiene 230 miligramos.
Los lácteos y sus derivados no solo son promotores de calcificaciones irregulares, sino que además son acidificantes (con excepción de la man­tequilla) y fisiológicamente contribuyen con la osteoporosis. La prueba está en la incidencia de osteoporosis en países de alto consumo de lácteos como Holanda, Dinamarca, Finlandia y Estados Unidos, y la casi inexis­tente presencia de estas enfermedades en ciertos países asiáticos, que his­tóricamente nunca acogieron el hábito de adoptar a nodrizas animales.
Para entender esto aritméticamente, veamos que la leche de vaca contiene 118 miligramos de calcio por cada 100 gramos, pero a la vez contiene 97 miligramos de fósforo. Si sustraemos los miligramos de calcio de los de fósforo, nos quedamos con 21 miligramos, con lo cual estimamos la biodisponibidad de calcio en la leche, que es alrededor del 21,25 por ciento. En pocas palabras, debido a su alto contenido de fós­foro, la leche de vaca no solo no es fuente primaria de calcio, sino que además promociona la acumulación de mórbidos depósitos de calcio, lejos de los huesos. Este resultado es consistente con todos los estudios epidemiológicos realizados, según los cuales los países de mayor consu­mo de lácteos tienen la mayor incidencia de osteoporosis y acentuada acumulación de depósitos de calcio en el tejido blando.
Aparte de la ubicuidad del fósforo en la dieta, también estamos expuestos a un exceso de proteína animal, la cual se descompone en desechos acidificantes y toxinas. Además, es responsable de la pérdida de calcio de los huesos y de la concentración de calcio en los tejidos blandos.
El fósforo, si bien es un mineral esencial, en general se consume en exceso. Como hemos dicho, la mayoría de calcificaciones están com­puestas de fosfato de calcio. El contenido de fósforo de la dieta pro­medio se ha venido incrementando en los últimos años. Sus fuentes principales son los lácteos, las bebidas gaseosas y los aditivos de sales de fosfatos en la industria alimentaria. Estos aditivos se usan en la in­dustria, en infinidad de productos, para darle humedad, suavidad y aglutinación al alimento.

Nanobacterias

Otra teoría aparte adjudica el origen de las calcificaciones en el cuer­po a las nanobacterias, que son diminutos huéspedes de nuestra sangre. Oficialmente, en la escuela de Medicina se nos ha enseñado que la sangre es estéril, pero ahora sabemos que no es así, y que Louis Pasteur estaba equivocado. Nuestra sangre tiene muchos huéspedes, simbió­ticos, prebióticos y parásitos, virus, bacterias y hongos. Entre los más diminutos huéspedes se encuentran las nanobacterias. Como parte de su metabolismo, ellas atrapan el calcio del plasma, lo combinan con colesterol y forman duras placas de calcio, las cuales van depositando en todo el tejido blando. Han pasado muchos años en el anonimato, pues los científicos nunca imaginaron que dentro de las duras placas de calcio habitara una colonia de diminutos microorganismos.Cuando abrimos un cálculo renal, con la ayuda del microscopio ve­mos en su interior una gran colonia de nanobacterias. Recientemente, se viene estudiando el rol de estas diminutas bacterias en las enferme­dades cardiovasculares. Se sabe que las placas de arterioesclerosis en las arterias son calcificaciones duras, debajo de las cuales tenemos extensas colonias de nanobacterias. Las bacterias, así como los hongos y otras bacterias de la sangre, prosperan en un medio ácido de la sangre y del espacio intersticial.
Ahora, ¿de dónde surgen las nanobacterias? Hay diferentes teorías al respecto, pero lo que sabemos es que parecen predominar en los animales. En las vacas, por ejemplo, tanto la leche, como la orina y la carne son una abundante fuente de nanobacterias. Estas nanobacterias están enquistadas en sus capas de calcio y son resistentes a la cocción, por lo que pueden ingerirse con el consumo de carne roja. Al orinar, los animales contaminan las aguas del subsuelo, infestándolas de mi­croorganismos. Las* bacterias igualmente son resistentes a los sistemas convencionales de purificación del agua. Hasta el momento, no se ha reportado presencia de nanobacterias en vegetales.
También se sabe que estas nanobacterias prosperan en un medio ácido de la sangre, por lo que la teoría de la acidosis sanguínea y las nanobacterias es compatible y pueden suceder en paralelo. Las carnes animales y los azúcares son alimentos acidificantes de la sangre.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Las calcificaciones distróficas o mórbidas

¿De qué manera se presentan las calcificaciones mórbidas?

1. Arena cerebral
2. Cálculo renal y biliar
3. Envejecimiento de la piel
4. Calcificación de las mamas
5. Osificación y sordera del oído medio
6. Cataratas
7. Glaucoma
8. Aterosderosis y arterioesclerosis
9. Osificación del tejido blando
10. Quistes al hígado
11. Cálculos de las glándulas salivales
12. Esclerodermia (endurecimiento de la piel)
13. Tendinitis
14. Aneurismas cerebrales y accidentes cerebro-vasculares
15. Calcinosis cutis (depósitos de calcio en la piel)
16. Prostatitis
17. Hipoparatiroidismo
18. Cáncer (huesos, cerebro, mama, colon, ovario, próstata)

sábado, 6 de noviembre de 2010

CALCIO INTELIGENTE

Una nueva propuesta para niños y grandes

   Existe una larga lista de enfermedades que se manifiestan en diferentes partes del cuerpo, pero todas comparten un mismo y único desequili­brio: la calcificación. En la calcificación se generan depósitos de calcio en los tejidos, pero necesitamos diferenciar la calcificación normal de la calcificación mórbida, también llamada calcificación distrófica. Com­prender este proceso es liberarnos de todo un paraguas de enfermeda­des, además de impartir a nuestro cuerpo una vitalidad libre del largo otoño de anquilosamientos calcáreos que trae la edad.
    Al nacer, somos bebés flexibles y elásticos, con cartílagos en el crá­neo en vez de huesos. Conforme pasa el tiempo, el niño va teniendo una estructura muscular y se solidifican sus huesos, hasta llegar a ser un nombre compacto y robusto. Durante la adultez, en forma silenciosa y oculta, otro proceso, mórbido y disfuncional, de calcificación prosigue hasta el fin de la vida.
   Con el paso del tiempo, nos vamos arrugando y petrificando. Este anquilosamiento generalizado está presente en los cálculos biliares y renales, en la arena de calcio incrustada en la corteza cerebral, en las calcificaciones de órganos internos, como el hígado y el riñón. Las arte­rias se vuelven un rígido viaducto de plomería calcárea, las válvulas del corazón se vuelven una tiza inerte, lo mismo que las mamas. Los huesos engendran protuberancias de calcio mórbido y contrahecho, mientras que en el tuétano la porosidad se hace cada vez más evidente.
    Todas estas calcificaciones extraóseas (fuera de los huesos) son cau­sadas por un desequilibrio fisiológico y, en gran medida, las podemos evitar si permitimos que nuestra bioquímica sanguínea opere en condi­ciones adecuadas. Al parecer, en la niñez el calcio viaja de afuera hacia adentro, y con la edad el calcio corre el peligro de ir del centro a la periferia, de los huesos hacia el tejido blando. Es cuando nuestro tejido conectivo se calcifica, se avejenta, y adquirimos una apariencia contraí­da y rugosa. Como veremos, los esfuerzos por evitar las calcificaciones mórbidas —incluyendo los osteofitos de la artrosis— del envejecimien­to coinciden grandemente con las medidas para evitar la osteoporosis.

Presentación

En este espacio expondré algunos argumentos de por qué no tomo leche y por qué recomiendo no hacerlo. Muchos de estos fundamentos se basan en los libros del gran Sacha Barrios, por lo cual tienen carácter de difusión (sin fines de lucro).

Espero que dejen sus comentarios.

GdeS