Esta combinación es muy popular: huevo con
tostadas, carne con papas, pollo con arroz, etcétera. Sin embargo, desde el
punto de vista estomacal, es una inapropiada combinación; más aún, podríamos
decir que la buena combinación de alimentos se centra en separar los carbohidratos
de las proteínas, para optimizar la digestión.
La digestión de proteínas requiere de un medio
ácido, mientras que la digestión de carbohidratos requiere de un medio
alcalino. Al consumir proteínas y carbohidratos en un solo bocado, las enzimas
alcalinas de la saliva (amilasa) inician la digestión del carbohidrato. Al ingresar
al estómago, este proceso continúa, mientras que la digestión de la proteína
se ve inhibida, se obstaculizan las secreciones ácidas del estómago, como el
ácido clorhídrico y la pepsina del intestino delgado. De esta manera, se impide
que las bacterias del estómago se adhieran a las proteínas, y empieza así la
putrefacción, desperdiciando el valor proteico de la proteína y produciendo gases
fétidos de la fermentación intestinal.