Acidosis de la sangre
Existen varias hipótesis sobre cómo se produce la calcificación. La primera en discutir nos remite a la acidificación de la sangre. Según esta teoría, nuestros tejidos están expuestos a un excesivo nivel de acidez, como consecuencia de una desmedida ingesta de alimentos acidificantes, entre ellos la carne y grasa animal, el azúcar y los lácteos. El consumo de estos alimentos hace que nuestro pH de la sangre descienda. Cuando ocurre esta situación, el cuerpo extrae sus reservas de calcio de los huesos, porque, debido a su alta alcalinidad, el calcio es el principal agente usado en el mecanismo de controlar la acidez.
En resumen, podemos decir que el peligro de la acidosis del cuerpo es la resultante calcificación del tejido blando, que provoca que nuestros órganos internos habiten en un medio de ácidos tóxicos y luego pasen a operar con el freno de una urdimbre de fibrosis calcáreas en sus tejidos.
Se ha cuestionado la teoría de la acidosis sanguínea, con el legítimo y científico argumento de que nuestro torrente sanguíneo no puede alterar su pH. Acidificar o alcalinizar la sangre puede resultar mortal para la salud. Más aún: el pH de la sangre está rígidamente establecido en la neutralidad, con un rango estrecho de 7,3 a 7,4. Debemos precisar, entonces, que la acidosis sanguínea a la que hacen referencia tantos libros de medicina natural. se refiere más exactamente a la acidez o alcalinidad del espacio intersticial de los tejidos, donde fluye el fluido extracelular, y no al torrente de la sangre.
Los depósitos de calcificaciones que encontramos fuera de los huesos están, en su mayoría, compuestos de fosfato de calcio. Se sabe que el fósforo, el cloro y el azufre son minerales que reducen el pH de la sangre. Cuando el calcio se extrae de los huesos, se une con estos minerales acidificantes y corrige la acidez sanguínea, pero también nos deja estos peligrosos depósitos. Nuestra-dieta moderna es rica en fósforo. La carne animal está cargada de fósforo, lo mismo que las bebidas gaseosas, pero una de las mayores fuentes de fósforo en nuestra dieta reside en los lácteos. Por ejemplo, un vaso de bebida gaseosa puede tener 33 miligramos de fósforo, mientras que uno de leche contiene 230 miligramos.
Los lácteos y sus derivados no solo son promotores de calcificaciones irregulares, sino que además son acidificantes (con excepción de la mantequilla) y fisiológicamente contribuyen con la osteoporosis. La prueba está en la incidencia de osteoporosis en países de alto consumo de lácteos como Holanda, Dinamarca, Finlandia y Estados Unidos, y la casi inexistente presencia de estas enfermedades en ciertos países asiáticos, que históricamente nunca acogieron el hábito de adoptar a nodrizas animales.
Para entender esto aritméticamente, veamos que la leche de vaca contiene 118 miligramos de calcio por cada 100 gramos, pero a la vez contiene 97 miligramos de fósforo. Si sustraemos los miligramos de calcio de los de fósforo, nos quedamos con 21 miligramos, con lo cual estimamos la biodisponibidad de calcio en la leche, que es alrededor del 21,25 por ciento. En pocas palabras, debido a su alto contenido de fósforo, la leche de vaca no solo no es fuente primaria de calcio, sino que además promociona la acumulación de mórbidos depósitos de calcio, lejos de los huesos. Este resultado es consistente con todos los estudios epidemiológicos realizados, según los cuales los países de mayor consumo de lácteos tienen la mayor incidencia de osteoporosis y acentuada acumulación de depósitos de calcio en el tejido blando.
Aparte de la ubicuidad del fósforo en la dieta, también estamos expuestos a un exceso de proteína animal, la cual se descompone en desechos acidificantes y toxinas. Además, es responsable de la pérdida de calcio de los huesos y de la concentración de calcio en los tejidos blandos.
El fósforo, si bien es un mineral esencial, en general se consume en exceso. Como hemos dicho, la mayoría de calcificaciones están compuestas de fosfato de calcio. El contenido de fósforo de la dieta promedio se ha venido incrementando en los últimos años. Sus fuentes principales son los lácteos, las bebidas gaseosas y los aditivos de sales de fosfatos en la industria alimentaria. Estos aditivos se usan en la industria, en infinidad de productos, para darle humedad, suavidad y aglutinación al alimento.
Nanobacterias
Otra teoría aparte adjudica el origen de las calcificaciones en el cuerpo a las nanobacterias, que son diminutos huéspedes de nuestra sangre. Oficialmente, en la escuela de Medicina se nos ha enseñado que la sangre es estéril, pero ahora sabemos que no es así, y que Louis Pasteur estaba equivocado. Nuestra sangre tiene muchos huéspedes, simbióticos, prebióticos y parásitos, virus, bacterias y hongos. Entre los más diminutos huéspedes se encuentran las nanobacterias. Como parte de su metabolismo, ellas atrapan el calcio del plasma, lo combinan con colesterol y forman duras placas de calcio, las cuales van depositando en todo el tejido blando. Han pasado muchos años en el anonimato, pues los científicos nunca imaginaron que dentro de las duras placas de calcio habitara una colonia de diminutos microorganismos.Cuando abrimos un cálculo renal, con la ayuda del microscopio vemos en su interior una gran colonia de nanobacterias. Recientemente, se viene estudiando el rol de estas diminutas bacterias en las enfermedades cardiovasculares. Se sabe que las placas de arterioesclerosis en las arterias son calcificaciones duras, debajo de las cuales tenemos extensas colonias de nanobacterias. Las bacterias, así como los hongos y otras bacterias de la sangre, prosperan en un medio ácido de la sangre y del espacio intersticial.
Ahora, ¿de dónde surgen las nanobacterias? Hay diferentes teorías al respecto, pero lo que sabemos es que parecen predominar en los animales. En las vacas, por ejemplo, tanto la leche, como la orina y la carne son una abundante fuente de nanobacterias. Estas nanobacterias están enquistadas en sus capas de calcio y son resistentes a la cocción, por lo que pueden ingerirse con el consumo de carne roja. Al orinar, los animales contaminan las aguas del subsuelo, infestándolas de microorganismos. Las* bacterias igualmente son resistentes a los sistemas convencionales de purificación del agua. Hasta el momento, no se ha reportado presencia de nanobacterias en vegetales.
También se sabe que estas nanobacterias prosperan en un medio ácido de la sangre, por lo que la teoría de la acidosis sanguínea y las nanobacterias es compatible y pueden suceder en paralelo. Las carnes animales y los azúcares son alimentos acidificantes de la sangre.
hola, eso es sacado del libro Nutricion Inteligente escrita por Sacha Barrio Healey, es bueno q aclares de donde lo sacas.....
ResponderEliminarSí, eso es muy cierto, todo es de ese libro.
ResponderEliminarSaludos.