Bienvenidos a NO TOMO LECHE.

Estas y otras preguntas hallarán respuesta en este espacio. También habrá propuestas de reemplazo para este "alimento" nocivo.

Todo el contenido de este blog se obtiene del libro La nutrición inteligente (2010) de Sacha Barrio Healey.

domingo, 8 de abril de 2012

ECOLOGÍA SANGUÍNEA

El lado invisible de la sangre

La ciencia oficial, unánimemente, establece que la sangre es un me­dio vivo que aporta nutrientes a los órganos internos. Al limitarse a lo material, no puede ver en la sangre otra cosa que no sea un fluido vital con funciones nutritivas. Por otro lado, culturas antiguas entendieron que el cuerpo humano está organizado por patrones de energía que sutilmente determinan su funcionamiento. Así, vemos que en la Biblia se utiliza el término nephesh, traducido como ‘suspiro y pulso de vida’. Según los cabalistas, el nephesh habita en un medio vital, descrito como un vapor humeante que reside en las cavidades del corazón, desde don­de se distribuye por todo el cuerpo. Si bien la sangre es el vehículo para el movimiento de la fuerza vital (nephesh), a su vez esta es el vehículo para el movimiento de la conciencia.

La física moderna y la mecánica cuántica nos dicen que nuestro cuerpo físico es una precipitación de un mundo invisible, gobernado por energía y partículas que lindan en el umbral entre la onda y la materia. La materia es una condensación de vibraciones sutiles y estas vibraciones son el común denominador de toda existencia, animada e inanimada. Tenemos dos teorías del origen de la energía. La primera parte de la premisa de que la materia crea un campo energético que lo envuelve. Mientras tanto, la segunda nos dice que el campo energético viene primero y precede a la existencia del cuerpo material.

El doctor Edmond Szekely fue un gran estudioso del crudivorismo de los esenios. Fue autor de innumerables textos sobre naturismo y traductor consagrado de textos en arameo. En sus investigaciones estableció la clasificación de cuatro categorías de comidas, para evaluar el contenido de la fuerza vital del alimento:

1. Biogénica. Compuestos en su mayoría de germinados, los ali­mentos biogénicos tienen la máxima capacidad de activar la energía en el ser humano. Son comidas crudas con alto conte­nido de enzimas vivas: vegetales y frutos crudos y germinados. Estos alimentos ayudan a aumentar los campos de energía sutil en el organismo. El doctor Szekely predijo que una dieta rica en superalimentos biogénicos nos ofrece una vida llena de energía, inmunidad contra diferentes enfermedades y una mente lúcida y productiva. Una dieta cruda pero sin germinados carece de un ingrediente vital.

2. Bioactiva. En esta categoría están las frutas, los vegetales y las nueces. Por no estar en su fase germinal, estas comidas tienen menor contenido de fuerza vital.

3. Bioestática. Se refiere a todas las comidas que han sido cocina­das y, por lo tanto, desvitalizadas. A corto plazo esta dieta nos da combustible, pero agota al cuerpo de fuerza vital. No son comidas necesariamente nocivas, pero están por debajo del pleno potencial que puede ofrecer un alimento.

4. Bioacídica. En esta categoría se encuentran los alimentos que destruyen la vida, que alteran los campos de energía sutil del hombre. Son comidas que han sido procesadas, irradiadas, con aditivos, preservantes, herbicidas, hormonas, pasadas por microondas o genéticamente modificadas. Son comidas chatarra, plásticas, artificiales y de consumo diario: hamburguesas, carnes fritas, azúcares, gaseosas.

El doctor Edmond Szekely concluyó que, para una óptima salud, la dieta debe consistir de un 25 por ciento de comida biogénica, 50 por ciento de comida bioactiva y 25 por ciento de comida bioestática. El alimento bioácido, por ser tóxico, debe evitarse en su totalidad.

En nutrición, es reglamentario evaluar los diferentes nutrientes del alimento, pero, por desgracia, no siempre su bioelectricidad. Como fuente de combustible, el alimento no es tan solo calorías, también es energía sutil, bioelectricidad, electromagnetismo y biofotones.

Por virtud de la fuerza vital del alimento, se genera la fuerza vital en el organismo. Las comidas crudas poseen energía sutil, en forma de biomagnetismo y de cargas eléctricas; ambas son importantes para numerosas funciones del cuerpo. Por ejemplo, las células rojas de la sangre deben tener una carga eléctrica negativa de -0,70 milivoltios. Esto hace que entre las células exista una fuerza de repulsión que impide que estas se aglutinen. Debido a que predominantemente consumimos alimentos cocinados, las células de la sangre solo alcanzan una carga eléctrica de -0,2 milivoltios y, al no haber un campo eléctrico potente con capacidad de repulsión mutua, las células se aglutinan, en un proceso llamado rouleau, es decir, ya no tenemos células rojas nadando libremente en el torrente sanguíneo y más bien estas se desplazan aglomeradas. Se palpa entonces un pulso viscoso como un río de melaza somnolienta.

Esta aglutinación de los glóbulos rojos en la sangre hace que la superficie de contacto disponible para absorber oxígeno sea reducida. Y aunque una persona presente niveles de hemoglobina aceptables, técnicamente presenta una sangre anémica, ya que la disponibilidad del oxígeno en su sangre se ve reducida, situación que puede ocasionar un estado de fatiga crónica. Sumado a esta reducción en la amplitud respiratoria, se produce letargo y somnolencia, muy frecuentes en la actualidad. En muchos capilares minúsculos, debido al reducido calibre, los glóbulos rojos deben ingresar en fila india, pero, al estar conglomerados, obstruyen las vías de la sangre, ocasionando problemas circulatorios.

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