Bienvenidos a NO TOMO LECHE.

Estas y otras preguntas hallarán respuesta en este espacio. También habrá propuestas de reemplazo para este "alimento" nocivo.

Todo el contenido de este blog se obtiene del libro La nutrición inteligente (2010) de Sacha Barrio Healey.

lunes, 27 de agosto de 2012

El protagonismo de los granos

El trigo es la fuente de combustible principal de la humanidad. Sin embargo, el problema es que tiene un protagonismo excesivo en nuestra dieta. Nos acompaña desayuno, almuerzo y cena.

El trigo es un grano que no es preferible incluir en la dieta todos los días, al menos no con la frecuencia que le damos. Un grano como el trigo acrecienta la flema, porque su proteína, llamada gluten, como su nombre lo indica, aglutina las células. El trigo contiene fitohemaglutinina, que es una lectina que hace que las células se interadhieran. Más sensato sería consumir un grano seco como la quinua, que no produce flemas, o, en su defecto, reservar un cereal distinto para cada día de la semana. Es recomendable seleccionar un grupo de granos que encaje correctamente dentro de nuestra constitución, ya que el grano que consumimos debe ofrecer propiedades terapéuticas sobre el entorno interno del paciente.

Por ejemplo, si el sujeto es de constitución mucogénica, congestionada, tiene tendencia al sobrepeso, sus movimientos son aletargados, hay gravidez en su temperamento y el pulso es viscoso como una mermelada, un grano como el trigo acrecentará la flema y la humedad. En este caso, mejor será recomendar un grano seco como la quinua, que no produce flemas. En otros casos, podemos equilibrar los días de la semana: arroz el lunes, cebada el martes, quinua el miércoles, centeno el jueves, maíz el viernes, centeno el sábado y trigo el domingo.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Con pescado o sin pescado?


¿Cómo justificar el consumo de pescado dentro de la alimentación pitagoreana? Quizá en última instancia, como meta final, deberemos prescindir de los peces de nuestra dieta, considerando también que en estos tiempos hay severos problemas de contaminación en los mares: el mar es tóxico y esas toxinas se concentran en los cardúmenes. Sin embargo, hoy todavía sugerimos el moderado consumo de pescado. Será necesario contestar esta pregunta desde diversos ángulos, para te­ner una respuesta más completa.

Para estudiar la teoría de la dieta ictiovegana primero debemos saber lo que es una teoría. Teoría viene de teo, que es Dios. Una teo­ría, entonces, es una visión de Dios. Es decir, no hay teorías correctas ni incorrectas, son solo puntos de vista. Y mientras más omnisciente sea nuestro punto de observación, mayor será nuestra perspectiva de la realidad. Entonces, podemos ver el tema del pescado de diferentes maneras. Es muy difícil hacer el salto de una alimentación eminen­temente carnívora a una vegana, pues para muchos representaría un escalón demasiado empinado que subir. La mayoría de personas no está en condiciones de hacer tal sacrificio. Quizá sea más efectivo hacer cambios graduales en nuestra dieta, antes de intentar un salto repentino a la alimentación vegana.

A pesar de la contaminación de los mares, hay que saber que el pes­cado es evolutivamente bastante más rudimentario si lo comparamos con otros mamíferos. El pescado viene del mar, de donde procede toda la vida. Su sangre fría lo coloca en una posición intermedia entre vege­tal y mamífero. Hay que recordar que la vida surgió primero con orga­nismos unicelulares; luego, vendrían los fitoplánctones, el zooplancton, los pececillos, los peces, los anfibios, los reptiles, los roedores, los cua­drúpedos mamíferos, los primates y simios erguidos como nosotros, los hombres. Además, el pescado es el único animal que tiene grasas esenciales y saludables para el ser humano. El consumo de las grasas de pescado promueve la salud arterial, mientras que las grasas saturadas de todos los animales terrestres engrasan los órganos y obstruyen las arterias. En conclusión, el pescado es un alimento que contiene bene­ficios para la dieta, muchos más que los provistos por otros animales, por lo que su consumo tiene sentido. Para las personas que deseen adoptar una dieta ictiovegana, recomendamos pescado de carne roja, no más de dos veces a la semana, lo que incluye anchoveta, salmón, trucha, atún, caballa, jurel y todo pescado de carne roja y grasosa.

jueves, 2 de agosto de 2012

El medio ambiente, el hombre y el planeta

La dieta ictiovegana le da importancia a la agricultura orgánica. No solo protege el medio ambiente y nos libera de agropesticidas tóxicos, sino que adicionalmente nos aporta, en promedio, entre 50 a 125 por ciento mayor contenido de nutrientes. Quizá tengamos que pagar unos centa­vos más por la lechuga orgánica, pero esta nutricionalmente equivale a dos lechugas de agricultura intensiva.

El sentido común y las leyes de intercorrespondencia nos dicen que aquello que es perjudicial para el medio ambiente también lo es para nuestro cuerpo. Habiendo ya expuesto los efectos deletéreos de la leche en el libro La gran revolución de las grasas, observamos que su consumo es un despilfarro de nuestros recursos, y la dependencia de la proteína de leche resulta ineficiente comparada con la proteína vegetal. La proteína de la leche requiere diez veces más agua, más área de cultivo, que una cantidad similar de proteína vegetal que además exhibe un superior mérito nutricional.

Debido a la delicada salud planetaria de nuestros tiempos, debemos abastecernos de una fuente de combustible sostenible y amigable con el planeta.