Bienvenidos a NO TOMO LECHE.

Estas y otras preguntas hallarán respuesta en este espacio. También habrá propuestas de reemplazo para este "alimento" nocivo.

Todo el contenido de este blog se obtiene del libro La nutrición inteligente (2010) de Sacha Barrio Healey.

lunes, 27 de diciembre de 2010

La fórmula secreta develada

La leche vegetal propuesta debe usarse después de la lactancia, cuando se presentan mayores demandas proteicas. El aporte de grasas es el siguiente:

Ajonjolí 45% Omega 6    Lecitina de sésamo (fosfatidilcolina)
Linaza 58% Omega 3 14% Omega 6
Coco 45,7%      Láurico 7,8%      Caprílico 6,7% cáprico

Debe tenerse en cuenta que hay una importante sinergia entre la lecitina del ajonjolí y el omega 3 de la linaza, así como también entre el omega 3 de la linaza y el ácido láurico del coco.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Propiedades de las almendras

La almendra es una buena fuente de calcio; contiene 250 miligramos de calcio por cada 100 gramos. Adicionalmente, tiene grasas omega 6 en su forma cruda y virgen. La almendra en medicina ayurvédica ha sido usada como uno de los principales tónicos del ojas, es decir, la quintaesencia del sistema glandular y hormonal en el cuerpo. Un concepto muy similar es el jing en la medicina china, que, se diría, es la esencia del conjunto del sistema hormonal. La almendra, al ser semilla, análogamente nutre nuestra semilla fisiológica: las gónadas.

jueves, 9 de diciembre de 2010

La grasa del coco como protector antioxidante

El proceso oxidativo de las grasas poliinsaturadas ha sido inculpado en el incremento de radicales libres en las células, que origina una lista de enfermedades como el cáncer, la degeneración de la mácula, entre otros. Esto se ha visto recrudecido con la llegada de los aceites comerciales refinados, que ya no cuentan con sus antioxidantes naturales. Aun cuando la industria utiliza antioxidantes ficticios, análogos de la vitamina E, como el butil hidroxitolueno (BHT), el controvertido BHT está prohibido en muchos países y también como alimento de infantes, y no es comparable con el consumo fresco de la semilla oleaginosa en su estado natural (ver La gran revolución de las grasas).

Por otro lado, las grasas saturadas son químicamente estables y resistentes a la rancidez y disminuyen la peroxidación. Esta es la razón por la cual a la industria alimentaria le complace usar estas grasas en sus productos, pues extienden la vida de anaquel. El conflicto sucede con el difundido uso de las grasas hidrogenadas, o parcialmente hidrogenadas, que son siempre nocivas a la salud. La grasa del coco es 92 por ciento grasa saturada, una grasa estable, que además actúa como antioxidante de las grasas insaturadas. Por ser una grasa de cadena media, no presenta los inconvenientes de las grasas saturadas de cadena larga, y tampoco la vulnerabilidad oxidativa de los ácidos grasos esenciales omega 3 y 6.

domingo, 5 de diciembre de 2010

La grasa del coco como antibiótico y antiviral

La principal grasa del coco es el ácido láurico que, además de ser un alimento celular, es un poderoso antiviral y antibiótico. La grasa del coco rompe la membrana celular de las bacterias y esto las hace fácil presa del sistema inmunológico. De igual modo, el coco ha mostrado tener un positivo efecto antiviral. Por ejemplo, personas con hepatitis C, con una carga viral de 900.000, después de consumir dos cuchara­das diarias de aceite de coco durante seis semanas, han logrado reducir la carga viral hasta 200.000. Entiéndase que la carga viral es la cuantificación de una infección por virus.

El coco no solo aporta una valiosa nutrición, pero simultáneamente se comporta como un antiviral y un antibiótico, pues tiene la capacidad de destruir virus, hongos y parásitos. A un bebé puede nutrirlo y le da, además, protección contra un espectro de enfermedades. La leche ma­terna también presenta grasas de cadena media idénticas a las del coco y estas son las que proveen mayor protección inmunológica al infante. Por esta razón, en Jamaica, Nicaragua, Polinesia, Hawái, Tailandia y Filipinas se usa al coco como leche sucedánea. Así también, observamos que las leches de fórmula comerciales utilizan estas grasas de cadena media para darle protección al bebé.

Los siguientes son los usos medicinales del aceite de coco:

1.    Infecciones urinarias.
2.     Neumonía, influenza, gonorrea, mononucleosis, meningitis, en­docarditis, fiebre reumática.
3.     Pie de atleta, hongos en la piel, candidiasis.
4.     Herpes, hepatitis C.
5.     Parásitos intestinales, como Giardia lamblia tenia solitaria, tiña.
La ciencia parece haber resuelto satisfactoriamente la pregunta de cómo combate el coco a los microorganismos. Las grasas de cadena me­dia del coco deforman, corrompen y disuelven la membrana celular de los organismos patógenos, al punto que se desintegra la membrana y el microorganismo muere. Sin membrana protectora, se vuelven una fácil presa del sistema inmunológico. Los microorganismos más vulnerables a las grasas de cadena media son aquellos encapsulados en membranas lipídicas, virus y bacterias revestidos de grasas.
Otro mecanismo que explica la capacidad de levantar la inmunidad del aceite de coco la encontramos con la monolaurina, un monoglicérido del ácido láurico que estimula la producción de los leucocitos, específicamente las células T.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Propiedades del coco

El coco ha sido usado en Centroamérica y Polinesia como una excelente nodriza vegetal. Muchas personas tienen prejuicios contra el aceite de coco por ser una grasa saturada, pero la verdad es que este fruto presenta un fino aceite vegetal, que además posee un alto porcentaje de cloro, potasio, magnesio, hierro y azufre.

Una característica particular de la palmera del coco es que se provee de nutrientes del océano profundo, por medio de sus largas raíces. Su grasa saturada y resistente se puede emplear para frituras y repostería, en lugar de la problemática manteca de cerdo usada antiguamente, o la moderna margarina, que es barata pero tóxica.

Se dice que la grasa del coco acrecienta la secreción testicular del esperma. Debido a su sabor fresco, se le considera frío y se puede usar en casos de fiebres. Adicionalmente, es un alimento alcalino y combate los ácidos tóxicos del cuerpo. También su leche es absolutamente libre de gérmenes e infecciones, a diferencia de las leches animales, en las que encontramos presencia de diferentes organismos. El coco provee glucosa, que es necesaria para el cerebro. El cerebro no puede usar grasa o proteína como combustible, tan solo puede quemar glucosa.

La grasa del coco es en el 92,1 por ciento una grasa saturada y, debido a ello, muchas personas mal informadas se resisten a su consumo. Se nos ha enseñando que las grasas saturadas engordan, endurecen las arterias, elevan el colesterol. Con certeza, podemos afirmar que el aceite de coco no produce ninguno de estos efectos adversos. El público medianamente informado, e incluso muchos autores, continúan señalando al coco como una grasa saturada que obstruye las arterias, similar al cebo de res, la manteca de chancho y la mantequilla. Pero la verdad es que el aceite de coco está lejos de presentar estos problemas y, más bien, contribuye positivamente a la salud cardiovascular, combate los radicales libres y baja el colesterol.

Para empezar a conocer al coco, debemos saber que su perfil de grasas es el siguiente:

  • 92 por ciento de grasa saturada.
  • 6,2 por ciento de grasa monosaturada.
  • 1,6 por ciento de grasa poliinsaturada.

Además de clasificar las grasas en saturadas e insaturadas, otra importante categorización se refiere a la longitud de la cadena molecular. Hay tres tipos de grasas:

  • Grasas de cadena larga (14-20 carbonos).
  • Grasas de cadena media (7-12 carbonos).
  • Grasas de cadena corta (4-6 carbonos).

La gran mayoría de grasas en nuestra dieta, ya sean saturadas o insaturadas, de plantas o de animales, son grasas de cadena larga. La soya, el algodón, el maní y el maíz son todas grasas de cadena larga, lo mismo que el pollo, el cerdo, la res y el pescado. Se estima que el 98 por ciento de la ingesta de grasas en nuestra dieta es grasa de cadena larga. Por otro lado, en el coco tenemos las grasas de cadena larga, media y corta, pero las más protagónicas de su perfil de grasas son de cadena media. Es así que en el coco tenemos

  • Grasas de cadena corta: 0,5 por ciento.
  • Grasas de cadena media: 62 por ciento.
  • Grasas de cadena larga: 37,4 por ciento.

El secreto curativo de esta maravillosa fruta consiste en que las grasas de cadena media son las más importantes en el coco. Estas grasas de cadena media se encuentran distribuidas de la siguiente manera:

  • Ácido graso caprílico (C8): 7,8 por ciento.
  • Ácido graso cáprico (CIO): 6,7 por ciento.
  • Ácido graso láurico (C12): 47,5 por ciento.