Bienvenidos a NO TOMO LECHE.

Estas y otras preguntas hallarán respuesta en este espacio. También habrá propuestas de reemplazo para este "alimento" nocivo.

Todo el contenido de este blog se obtiene del libro La nutrición inteligente (2010) de Sacha Barrio Healey.

sábado, 1 de septiembre de 2012

La dieta según la constitución individual

Llamamos constitucional a esta dieta porque la adecuamos individual­mente, según la constitución física de cada individuo.

La dieta macrobiótica se preocupa por determinar el predominio del yin o del yang en cada individuo. La homeopatía, por su lado, se encarga de evaluar las constituciones por medio de los miasmas. Más precisa y con una larga historia es la medicina ayurvédica, un sistema de medicina india. En ella se tienen en cuenta las tres doshas (que vendrían a ser tres biotipos o constituciones distintas) llamadas vata, pitta y kapha. Estas dan el prakriti o la constitución básica de la persona. El primero, vata, es seco y frío; el segundo, pitta, grasoso caliente; y el tercero, kapha, húmedo y flemático.

La medicina constitucional no se ocupa solo de las enfermedades transitorias que visitan a un ser humano. Se dirige, más bien, priorita­riamente, a la raíz del problema: observa al paciente en su integridad, tanto su temperamento como su constitución física. Tanto la mente como el cuerpo y el espíritu.

A veces, sin saber, nuestra dieta es un estímulo para la enfermedad. ¿De qué nos sirve consumir hierbas pungentes para resolver el catarro, si consumimos pasteles, cremas, leche y quesos? Se recetan antibióticos para los bronquios, mientras que se consume una dieta altamente mucogénica. En estos casos, tal es la acumulación de flemas en el cuerpo que la única forma de higienizar a profundidad sería con la «bendición» de una infección bacterial. Si no cambiamos la dieta llena de azúcares y lácteos, la enfermedad, irremediablemente, tarde o temprano, regresará. Las bacterias no llegan arbitrariamente: como las moscas, husmean el alimento descompuesto y solo se reproducen en grandes cantidades cuando hay un banquete. Las bacterias se nutren de nuestros desperdicios.

Un error muy común en la nutrición moderna consiste en analizar la naturaleza química del alimento, su índice glicémico, sus calorías, vitaminas y minerales. Así, logramos tener una gran información sobre el alimento, pero seguimos ignorando la constitución física del sujeto que lo va a consumir. Un alimento puede ser excelente para cierto tipo de persona, pero perjudicial para otro. Es indispensable un encaje entre la dieta y el paciente (dietante). Es decir, se requiere compatibilizar la bioquímica del hombre con la del alimento.

La filosofía de la nutrición moderna es positivista: se sirve de la ciencia química para el estudio del alimento y de las ciencias médicas para el estudio de la fisiología humana. Con estas herramientas establece correspondencias «científicas» entre el alimento y la enfermedad. Sin embargo, excluye vastas leyes del universo por ser consideradas subjetivas. La dieta ictiovegana constitucional incorpora elementos filosóficos —como la filosofía de los sabores—, elementos psicológicos —como el tempera­mento del paciente— y también tradiciones espirituales milenarias. Pero, sobre todo, incorpora el sentido común y el arte de la observación.

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