Bienvenidos a NO TOMO LECHE.

Estas y otras preguntas hallarán respuesta en este espacio. También habrá propuestas de reemplazo para este "alimento" nocivo.

Todo el contenido de este blog se obtiene del libro La nutrición inteligente (2010) de Sacha Barrio Healey.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El aporte de ácidos grasos en la leche vegetal

Entre las grasas importantes para el bebé y los niños en crecimiento tenemos la familia de grasas cerebrales del grupo omega 3. La grasa omega 3 es de una cadena de dieciocho carbonos, pero el cuerpo las encadena o alarga en otras grasas de veinte y veintidós carbonos llama­das eicosapentanoico (EPA) y docosahexanoico (DHA), respectivamente. Encontramos estas últimas grasas de cadena larga en el pescado, pero también en la verdolaga y en las algas marinas, que es de donde las obtiene el pez.
Al mezclar una grasa altamente saturada —como el coco— con una grasa altamente insaturada —como la linaza o el sacha inchi— sucederá una sinergia química: se unen el cielo y la tierra del mundo graso y se pro­duce una formidable alquimia. Cuando el aceite omega 3 ingrese como alimento, será alongado en grasas de cadena más larga como el DHA y EPA, en una proporción del 1 por ciento, pero al mezclarlo con una grasa saturada —como el ácido láurico del coco—, por sinergia el porcentaje de conversión se ampliará y será de un valor situado entre el 6 y el 13 por ciento. Esto tiene profundas implicancias en la biodisponibilidad de las aclamadas grasas de cadena larga de la familia omega 3 (DHA y EPA) y su trascendente efecto en el tejido nervioso de infantes.

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